martes, 9 de abril de 2013

Testimonios: Casa Montessori del niño


" Definitivamente, Montessori es parte integral de mi formación y de lo que soy hoy día … Con mucha alegría aún recuerdo mis días en la escuela, los maestros, mis compañeros y, de manera muy especial, la forma en que acomodábamos las mesas para tomar las clases … 
... Gracias por todo ello."
Luis Ricardo - Ex alumno 




" Hace un tiempo atrás una prima mía debía ir a un lugar y yo la acompañé. Ella iba para una escuela, recuerdo que era en Condado y que tenía un árbol grande. Allí había unas muchachas, una de ellas decía que tenía el estómago enfermo, pero se estaba comiendo una barquilla de chocolate. Aunque yo era pre-adolescente entendía que mal de estomago y chocolate no mezclaban. El tiempo pasó, hoy esa escuela no existe.

Cuando nació nuestro hijo no teníamos ni idea lo difícil que se vuelve buscar la escuela idónea. Cuando ese momento llegó mi esposo me pidió que hiciéramos “home schooling” y yo me inclinaba por la escuela. Ahí empezó un verdadero tira y jala, afloja y aprieta, el a que si, yo a que no.
Ante el “impase” buscamos una opinión experta y objetiva; una doctora. Luego de una explicación de los pro y los contra, decidimos que el “home schooling” no iba. Esa la gané. Empecé la búsqueda y como había escuchado historias maravillosas de las escuelas Montessori pues decidimos que sería una escuela con esa filosofía. Pero no cualquiera, debía ser en donde mi prima trabajaba (tu sabes, familia siempre es familia).

El primer día, para mi sorpresa, lo llevamos y se quedo feliz, era un salón lleno de materiales, con dos maestras encantadoras. Llegaba cantando y se iba cantando y si no, dirigía el coro. Así siguió creciendo en un ambiente donde recibía respeto, atención, cariño, educación e instrucción ... Le reforzaron el amor a su Patria y a sus costumbres y tradiciones.

Leer, contar, escribir, sumar y todas esas destrezas necesarias se pueden aprender en cualquier escuela. Jugar gallitos, tirarse en yagua, sembrar, echarle comida a los gansos y muchas otras cosas, estoy en la completa e indiscutible seguridad que en otra escuela hubiese sido difícil.

Las vueltas de la vida son increíbles, resulta que mi prima, la misma que me llevo a aquella escuela en condado, fue la maestra de segundo grado de mi hijo. Se llama Delia y también fue mi maestra durante ese mismo año cuando tomé el curso para hacerme maestra Montessori.
Recuerdan la muchacha que se estaba comiendo la barquilla de chocolate, muchos años después fue mi jefa en la mejor experiencia de trabajo de mi vida, ...
... ella se llama Graciela  y es la dueña de Casa Montessori del Niño."
Linda y Carlos - Madre y Padre





" La Casa Montessori es más que una casa o una escuela, es un hogar. Y por eso es algo especial y singular. Junto a mi familia inmediata, me considero parte de ese hogar. Allí crecieron mis amadas hijas, Laura y Patricia, también algunos sobrinos y más recientemente mi adorada nieta Ariana. Una de las sensaciones más apreciadas que meha provocado la Casa Montessori es la profunda confianza que inspira la certeza de que allí los nuestros están bien, seguros y en un ambiente de respeto, cariño y amor. Sí, amor al prójimo, a la naturaleza y a la Patria. ¿Qué más se puede pedir?

Recuerdo una ocasión cuando fui a buscar a Laura y ésta se encontraba en el patio jugando y le dije: “Laura recoge que tengo prisa”. Al no ver una respuesta afirmativa de Laura le añadí un argumento emotivo a ver si lograba mi objetivo: “Laura, si no avanzas me voy”. La respuesta espontánea y franca nunca se me ha olvidado: “Papí, pues vete, yo me quedo”. Solo una niña contenta, a gusto y llena de satisfacción podía dar esarespuesta que, realmente era una lección, de esas que tantas veces los hijos nos dan.

En pocas ocasiones tenemos la oportunidad de vivir una experiencia tan hermosa, real, concreta y persistente en nuestras vidas. Esa es la Casa Montessori que, además, para mayor satisfacción, es observada y abrazada con infinito cariño y dulzura por un ser maravilloso que viaja por el universo, que vivió en ella, la disfrutó y allí convive.
¡Gracias todos los excelentes maestros por hacernos parte de la familia!" 
Tato  - Padre y abuelo





" No recuerdo ni un instante de mi vida sin la  Casa Montessori del Niño.
Desde que nací, visité la escuela. Dí mis primeros pasos, reclamando (a fuerza de rabieta) quedarme en “la escuelita”, como le llamaban Papi y Mami. Crecí en Casa Montessori y partí con la esperanza de regresar, y así lo hice 11 años después.

La razón es difícil de explicar. El amor, el respeto, la confianza y el apego por Casa Montessori del Niño sólo lo entendemos los que allí crecimos y algunos de nuestros padres. Y es que como bien dice una frase del himno “más que escuela es un hogar”, durante ocho años de mi vida Casa Montessori del Niño fue mi segundo hogar, y (por qué no) en ocasiones el primero.

Entonces, comenzó mi aventura, esta vez como madre y como eterna estudiante de Casa Montessori del Niño (y de la Niña). Ana, como lo hizo años antes conmigo, ayudó a Ariana Paola a encaminarse en su deseo por aprender. Recuerdo como hoy una tarde bajo el árbol del que todos hemos sido “rama importante” haber visto a Ariana Paola correr de lado a lado. Eran las 6:00 p.m. La había dejado en la escuela 12 horas antes y la niña no mostraba el menor interés de regresar a casa, en Toa Alta. En ese momento, entendí que la misión se estaba cumpliendo. Nuestra meta era que Ariana Paola fuera feliz en la escuela, que el salón no fuera un espacio ajeno en su vida y que aprendiera simplemente porque la hace feliz, y con Ariana Paola había rendido frutos, como ocurrió y aún ocurre, con tantos otros.

Hoy, y por los próximos seis años, vivo con la tranquilidad y la esperanza de que Ariana Paola sienta lo mismo de la mano de Ana, Francisco, Mayra, Ivette, Fabiana, Leo, Papo, Gracielta, Gracielita, Dely, Wiso, Rubén, Wanda, Marjorie, Adrián y Alberto. Y de que algún día, no muy lejano, más niños tengan la oportunidad de disfrutar y aprovechar, como lo hice yo, lo que es la educación, pues no me cabe la menor duda de que tendríamos un mejor País...
... y un mundo más justo. "


Patricia - Madre y ex-alumna





" Cuando estaba buscando escuela para mi hijo mayor, a las escuelas que iba me enviaban hacerle una evaluación psicométrica. En la evaluación salió que era muy tímido y me recomendaron una escuela Montessori. Mi vecina (Graciela) tenía una escuela Montessori (Casa Montessori del Niño) y fui hablar con ella. Al otro día comenzó en la escuela.

Desde ese momento la educación de mis hijos fue por medio de esta filosofía tan maravillosa. Ellos se desarrollaron en un ambiente sin competencia, amando la naturaleza, al prójimo, respetándose a ellos mismos. En fin seres humanos con una capacidad de analizar todo, de ver la vida desde otra perspectiva. Hoy día ya son profesionales y el recuerdo de esos primeros años desde pre-escolar hasta sexto grado es inolvidable. Su educación la fueron construyendo ellos mismo en un ambiente rico en experiencias.

Estaba tan convencida de lo efectivo que era este método que quise transmitir esta filosofía a otros niños. Hoy día llevo 25 años enseñando y preparando guías y asistentes para que continúen esta maravillosa ... 
... filosofía de enseñanza. "

Ana - Maestra y madre



 



" Casa Montessori del Niño me ha brindado la oportunidad de trabajar con el mejor grupo de maestros de P.R. Todos han sido y son excelentes profesionales y compañeros.

Casa Montessori del Niño representa libertad para desarrollar y expresar nuestra creatividad de acuerdo con nuestras posibilidades y talentos.

Es un lugar especial donde se establecen los más hermosos y duraderos vínculos de amistad entre estudiantes, padres...
... y maestros."
Delia - Maestra y creadora del himno de la escuela





" La mejor herencia que podemos darle a nuestros hijos es la educación. Este viejo adagio que pasa de boca en boca, generación tras generación; era repetido en mi casa constantemente. A pesar de que mi madre solo tenía un cuarto grado y mi padre no tenía estudios universitarios, ellos me enseñaron que la mejor herencia que podían dejarnos era una buena educación.  
Cuando me convertí en madre y ya era una profesional, comencé a buscar información sobre métodos educativos. De este modo me topé con la figura excepcional de María Montessori. Así que yo quería para mis hijas una educación de ese tipo: estructurada pero retadora, innovadora pero profundamente experimentada como para educar a mis hijas. La educación Montessori representaba un reto a la educación tradicional y eso me parecía muy acertado, sobre todo porque yo esta empecinada con hacer del mundo uno más justo y equitativo; como lo estoy aún.

Laura llegó muy pequeña a la escuela y Patricia lloraba todos los días porque ella adoraba ese espacio, donde se quedaba su hermana y ella no podía quedarse porque era muy pequeña. Allí encontré, no solamente el lugar perfecto para educar a mis hijas, sino una familia que llevo muy dentro de mi corazón. Mis hijas recibieron la educación de excelencia que yo buscaba, fueron agentes de cambio dondequiera que llegaron y aprendieron lo más importante: ser mujeres de bien, que aman a sus semejantes como a ellas mismas y con una firme convicción de que esta sociedad siempre puede ser mejor e inclusiva.  
Como diría doña Graciela, “cuando estaba terminando” Patricia me hizo abuela. Ariana llegó cuando quiso y cuando era más necesaria. Así que sencillamente tan pronto pudo ir a la escuela su madre no tuvo que ir a buscar escuelas porque ella conocía la mejor escuela y allí la llevó. Día a día sale de Toa Alta a Cupey (un largo y tortuoso trecho), pero sabe que deja a Ariana en las manos de gente dedicada, abnegada y educadores de vocación.  
Ahora voy a la escuela como abuela y comparto a mi nieta con Graciela, una gran hermana que me ha dado la vida. Delia, Papo, Ana, Rubén por sus manos pasaron mis hijas y ahora está en turno mi nieta. Junto a este grupo de extraordinarios maestros se han unido otros, excelentes como la Pimienta que acompañó a Patricia en su infancia (Gracielita), Francisco, Wiso, Wanda, y los que no nombro pero que si están ahí es porque son excelentes discípulos de María Montessori.

Gracias por educar a mi prole. "

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